Este 17 de agosto de 2020,
recordamos los 170 años del
tránsito a la inmortalidad del padre de la patria: el General
Don José de San Martín.
Oímos su nombre en las calles, lo leemos en carteles de ciudades
de nuestro país y en el de países hermanos. En el cielo bicolor de nuestra
bandera y en cada una de las páginas de nuestra historia.
El General Don José de San
Martín murió lejos de la patria que él tanto amaba y por la que
luchó para lograr su independencia.
Símbolo de esa
independencia es la bandera celeste y blanca, fiel compañía y testigo
silenciosa del valor del general y sus soldados, también presente hoy
en este acto.
El cruce de los
andes, la gran epopeya sanmartiniana, acto histórico de un grupo
de valientes, guiados por un hombre de voluntad inquebrantable.
En el penoso camino,
soldados y animales debieron soportar bajas temperaturas, pérdida de
mulas cargadas que caían por los peñascos sin poder ser recuperadas.
La causa de la lucha
del general San Martín fue la libertad y lo llevó a la
inmortalidad en la gratitud de tres países americanos: Argentina,
Chile y Perú.
Debemos valorar
constantemente el significado de vivir libres, para lo cual es imposición
primera hacerlo con dignidad.
Para venerar el genio
gigante que aseguró la libertad de América, recordemos la
marcha de San Lorenzo.
Sepamos recordar y difundir
que no es el prócer de bronce, sino que fue un hombre de nuestra historia, que
por sus condiciones como político y militar, no sólo debe ser evocado, sino
también
debe ser adoptado como
modelo para que tengamos una América como él y Simón Bolívar la soñaron: libre,
soberana, unida y fuerte.
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